Una experiencia de vida en la multicultural Sarajevo
Por LPI
Alejandro, ¿cuándo empezó tu carrera militar y en qué cargos te has desempeñado?
-Mi carrera militar empezó el año 1992, estaba cursando Tercero Medio en el HB y decidí realizar el servicio militar para estudiantes. Luego de ello decidí postular a la Escuela Militar, ingresando inmediatamente, en 1993. Mis principales cargos han sido ser comandante del grupo Bueras, de la Escuela de Caballería Blindada, los años 2011 y 2012, luego el Regimiento Logístico Tocopilla, el año 2018, y actualmente Comandante de la Misión Chilena en Bosnia. En el extranjero, he realizado cursos en Estados Unidos, Inglaterra y Colombia, y anteriormente también me tocó desempeñarme en Bosnia Herzegovina, entre los años 2007 y 2008.
¿Cuál es tu cargo actual en el Ejército y desde cuándo estás destinado en Bosnia (y en qué ciudad)?
-Actualmente soy Teniente Coronel y fui designado como Comandante de la Misión Chilena en Bosnia, Chilfor 32. Paralelamente me desempeñó como Asesor de Estado Mayor y Jefe de Departamento J2 Producción, en el Cuartel General de EUFOR en la operación ALTHEA en Sarajevo NHQ. Asumí mis funciones en octubre de 2019.
¿Cómo ha sido, para ti, el acercamiento la cultura bosnia y la experiencia de vivir en este país?
-La cultura de Bosnia es muy ecléctica y cosmopolita. Acá existieron reinos, estuvieron conquistados por el Imperio Turco-Otomano, el Imperio Astro-Húngaro, los nazis y constituyó la capital de la ex Yugoeslavia. Sarajevo tiene un patrimonio histórico y cultural increíble, mucho más allá de la funesta guerra civil de 1992-1995.
Cuando me tocó vivir entre los años 2007 y 2008, mi familia me acompaño por tres meses viviendo en la ciudad de Banja Luka. Actualmente -dada la situación internacional, especialmente el COVID-19 y su incidencia en Europa- sólo pudieron venir de vacaciones antes que comenzase la crisis mundial por el virus. Afortunadamente, mi familia alcanzó a regresar a chile antes del cierre de fronteras e instauración de los distintos estados de excepción constitucional que cada país ha adoptado.
¿Qué diferencias, que puedas mencionar, ves con respecto a la cultura chilena? ¿Comidas raras a las que haya que acostumbrarse, costumbres distintas a las chilenas, por ejemplo?
-La gente, acá -pese a la raigambre de la guerra- es muy amable, honrada y respetuosa. Dadas las leyes de Libertad de Culto instauradas por el sultán durante su dominación, Sarajevo es una ciudad donde judíos, cristianos ortodoxos, católicos y musulmanes conviven en paz y armonía, encontrándose la antigua sinagoga, principal mezquita y catedral a pocos metros una de otra en la parte antigua de la ciudad, sin existir incidente alguno, como en otras capitales europeas. Las distintas dominaciones dejaron su legado cultural y también culinario, acá como plato típico está el chevapi, que son unos tubos de carne mezclada de cordero-vacuno y algo de cerdo, en una pita con cebolla cruda; el burek, que es una especie de lasaña en masa filo rellena de queso feta, verduras o carne de cordero, y también los dulces árabes y delicias turcas, donde se puede encontrar el mejor Kinafe con pistachos, incluso que en Turquía o el Medio Oriente.
¿Cómo ha sido tu relación con la comunidad judía local? ¿Hay particularidades en cómo se vive el judaísmo en Bosnia?
-La comunidad judía local es muy pequeña y, lamentablemente, fueron diezmados por la ocupación nazi. En la frontera con Croacia hubo dos campos de concentración tristemente célebres, Stara gradiska y Jesenivac. Sin embargo, existe en Sarajevo uno de los cementerios judíos más antiguos del mundo, la sinagoga antigua -de la era otomana, actual museo de la colectividad- y una sinagoga más “nueva”, de raigambre astro húngara, la que fue reconstruida luego de la guerra civil del ’92. Ahí es donde, actualmente, concurre la colectividad. Llaman la atención la raigambre sefaradí de quienes llegaron a Sarajevo: algunos de los rezos son el ladino y en Shabat ponen huevos negros (cocidos en té). Es muy impresionante, son gente muy cálida y acogedora.