publicado hace 6 días
Israel respira, pero no baja los brazos
Con el acuerdo de cese al fuego en Gaza, todos los secuestrados vivos que aún permanecían en manos de la organización terrorista Hamás desde el 7 de octubre del 2023 fueron liberados. Una veintena de israelíes —entre ellos tres con nacionalidad argentina y uno con nacionalidad colombiana— finalmente se reencontraron con sus familias, que nunca dejaron de luchar por ellos.Abrazos. Llantos. Euforia. Las imágenes publicadas por las FDI durante las liberaciones son conmovedoras. Miles de israelíes siguieron el proceso en la Plaza de los Secuestrados, en Tel Aviv, y millones lo hicieron a través de medios de comunicación y redes sociales. El pueblo judío, dentro y fuera de Israel, vivió ese día como una misma familia.Cada retorno tuvo un precio. Como parte del acuerdo, Israel liberó a casi 2.000 prisioneros palestinos, entre ellos más de 250 condenados a cadena perpetua por actos de terrorismo.Miembros de Hamás, la Yihad Islámica y Fatah que dirigieron, planearon y cometieron atentados contra israelíes fueron recibidos como héroes por multitudes en Gaza.Pese a esto, el clima en Jerusalén fue de optimismo. “Dentro de varias generaciones, este será recordado como el momento en que todo comenzó a cambiar, y a cambiar para mejor”, aseguró Donald Trump en un extenso discurso en la Knesset durante la jornada histórica.“Ustedes han ganado. Ahora es el momento de convertir estas victorias contra los terroristas en el campo de batalla en el premio final de paz y prosperidad para todo OrienteMedio”, celebró entre aplausos.El acuerdo simboliza una forma de sanación colectiva, pero situación dista de ser estable.Aún 13 cuerpos de israelíes permanecen en Gaza y el Comité Internacional de la Cruz Roja trabaja con la organización terrorista Hamás para su localización y recuperación. Al mismo tiempo, el futuro político y administrativo de la Franja sigue siendo incierto y, tras la algarabía inicial de recibir a los liberados, comenzaron a conocerse relatos de sus experiencias en cautiverio.Testimonios de los sobrevivientesYarón Or, padre de Avinatan Or, contó a la radio pública KAN que su hijo “estuvo encerrado en una jaula del ancho de un colchón y de 1,8 metros de alto”. Además, durante la mayor parte del tiempo fue retenido completamente aislado en túneles subterráneos y perdió cerca del 40% de su peso corporal.El Canal 12 israelí informó que Elkana Bohbot pasó períodos de meses encadenado, mientras que Matan Angrest sufrió “una guerra psicológica constante”: los terroristas le repetían que “Israel los había abandonado” y que “Hamás iba a conquistar el país y preparar otro 7 de octubre”, según relató su madre, Anat. “Pasó meses en la oscuridad de un túnel, y de repente, en los últimos días antes de su liberación, le ofrecían comida en abundancia”, añadió.La madre de Rom Broslavsky relató que sus captores, de la Yihad Islámica, lo golpearon continuamente e intentaron persuadirlo para que se convirtiera al islam, ofreciéndole comida y pequeños obsequios. Según contó, Rom resistió esos intentos y mantuvo su identidad judía hasta el final del cautiverio. Al regresar a Israel, lo primero que hizo fue colocarse tefilín.La familia de Omri Miran, en tanto, difundió un comunicado tras su regreso: “Estamos al comienzo de un proceso complejo y desafiante, pero también esperanzador, de recuperación. Que el regreso de Omri marque el inicio de esta sanación y la unidad de nuestro pueblo”, expresó su padre, Dani, al mismo Canal 12.La fragilidad del cese al fuegoA más de dos semanas del acuerdo, las FDI mantienen el control de aproximadamente la mitad de la Franja de Gaza, delimitada por una “línea amarilla” marcada por barreras de hormigón cada doscientos metros y postes metálicos de tres metros y medio de altura.El control y la asistencia del lado no administrado por Israel recaen en el Centro Multinacional de Coordinación Civil (CMCC), bajo el liderazgo de Estados Unidos e integrado por países de Europa y Oriente Medio, como Reino Unido, Alemania, España, Canadá, Australia, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Grecia y Dinamarca, entre otros que ya han enviado delegados. La composición exacta del centro sigue en desarrollo.Según explicó el Comando Central de EE. UU. (CENTCOM), “el CMCC está diseñado para apoyar los esfuerzos de estabilización. El personal militar estadounidense no se desplegará en Gaza, sino que ayudará a facilitar el flujo de asistencia humanitaria, logística y de seguridad de sus homólogos internacionales”.La tregua ya ha enfrentado varios incidentes que ponen en duda su estabilidad. En Rafah, enfrentamientos entre las FDI y combatientes de Hamás dejaron dos soldados israelíes muertos. Israel respondió con ataques limitados en la zona y ambas partes se acusan mutuamente de violar los términos del acuerdo. “Para que la paz pueda comenzar, Hamás debe deponer las armas”, declaró el embajador de Israel en la ONU, Danny Danon, sintetizando la postura oficial de Jerusalén.Durante su reciente visita a Israel, el senador estadounidense Marco Rubio fue aún más explícito: “Si Hamás no se desarma, será una violación del acuerdo. Todos coinciden en que Hamás no controlará Gaza. No hay un plan B; este es el único plan, y no cejaremos en nuestro empeño hasta que se cumplan todos los compromisos”.El desafío, sin embargo, va mucho más allá: implica definir quién administrará Gaza, cómo se reconstruirá la zona devastada y de qué manera se restablecerán las condiciones mínimas de seguridad y vida civil para más de dos millones de gazatíes.En paralelo, una compleja ingeniería diplomática busca articular un marco político que combine estabilidad, asistencia humanitaria y responsabilidad local, evitando tanto el vacío de poder como el retorno de los grupos extremistas. El cese al fuego ha devuelto un respiro momentáneo, pero la paz —frágil y distante— dependerá de si la región logra transformar esta tregua en un punto de inflexión real hacia un futuro más seguro y menos cíclico para israelíes y palestinos.