Los desafíos de la nueva directiva de la Federación de Estudiantes y Jóvenes Judíos
Hace algunas semanas asumió la nueva directiva de la FEJJ compuesta por Ian Kreisberg, Jeremías Herskovits, Micaela Tramer, Sofía Cohen, Vanessa Guiloff, Tali Mochon y Jonathan Davidovich.En esta edición, entrevistamos a su presidenta Micaela Tramer, egresada del Instituto Hebreo en plena pandemia, janijá en diversas tnuots, madrijá en Maccabi y también participó en el programa Masa en Israel en donde pudo fortalecer su identidad judía.Cuando tuvo que ir a sus clases universitarias después del 7 de octubre con el dolor, el miedo y la incertidumbre de ser judío en ese momento, fue el momento que la motivó a ser parte activa de la dirigencia comunitaria como parte de la Federación de Estudiantes y Jóvenes Judíos y así poder apoyar y entregar herramientas a todos los jóvenes judíos que se encuentran estudiando en la educación superior.- ¿Cuáles son los desafíos de la FEJJ para este año 2024?- “Cuidar nuestra identidad, empoderar a la juventud y representar activamente a los jóvenes y estudiantes de la comunidad. Sabemos que ser judío, especialmente en las universidades, nos propusimos ser un apoyo constante para los jóvenes de la comunidad, entregando herramientas para enfrentar distintas situaciones.El mayor desafío es contar con la motivación y participación de los jóvenes y estudiantes judíos, pero también es visibilizar a la juventud judía hacía afuera de la comunidad. Nuestras actividades no serian posible sin el apoyo de las instituciones comunitarias y de la participación de los jóvenes judíos. Por lo mismo es fundamental formar relaciones intercomunitarias con diversas juventudes de distintas posturas políticas, religiosas y culturales, para poder incentivar la apertura identitaria de los jóvenes judíos, dejando el miedo atrás”- ¿Cómo abordan el tema del actual conflicto en Israel dentro de las universidades?- “Es un trabajo complicado, ya que se deben cumplir normas universitarias, como exhibición de posters y realización actividades dentro del campus. Además no queremos exponer a los jóvenes judíos. Por ejemplo, hace unos meses, como FEJJ pegamos fotos de los secuestrados en todo el campus de San Joaquín para visibilizar lo que estaba ocurriendo, lo que fue un gran paso para visibilizarnos como juventud y queremos seguir haciéndolo. Actualmente, optamos por la medida que no dejaremos pasar ninguna situación que ataque a nuestra juventud, es decir, vamos a sacar la voz ante cualquier instancia, comentario, imagen y publicación antisemita o anti sionista. Por ejemplo, hemos enviado cartas a una revista de la Universidad Católica donde denunciamos públicamente la situación ocurrida con los dichos anti sionistas de movimientos universitarios, además de conversar con las autoridades universitarias para que estén al tanto, entre otras acciones para que los jóvenes judíos se sientan apoyados en su ambiente universitario.Sabemos que es un gran desafío concientizar sobre lo que está pasando, pero tenemos claro que solo lo podemos lograr mediante el diálogo respetuoso con alumnos, federaciones y movimientos externos a la comunidad. Entendemos que la sociedad ya se encargó de importar una perspectiva única sobre el conflicto a nuestros campos universitarios, por lo que es sustancial saber explicar y conversar sobre la complejidad histórica del conflicto, y eso solo lo podemos lograr mediante la “exportación’’ de nuestra identidad fuera de nuestra comunidad y dentro de las universidades, por medio de instancias compartidas y relaciones intercomunitarias”- ¿Cuál es tu opinión de los movimientos feministas en relación a las secuestradas por Hamás?- “Lo preocupante de este fenómeno es que demuestra que en realidad está bien visto por las minorías ser anti sionista y a la vez, está mal vista la defensa de los Derechos Humanos cuando se trata de población judía o israelí. Mi postura personal es que ahora es esencial poder separar las luchas personales de los movimientos más globales que buscan establecer objetivos en común. Cada ser humano lucha y vive los conflictos desde una posición personal, determinada por sus experiencias de vida, pero cuando un movimiento como el feminista toma postura política e ideológica, se limita inmediatamente su representatividad. Yo, Micaela Tramer, soy una mujer judía, feminista y sionista, y la verdad nunca pensé que sería necesario definirme como judía y sionista en mi lucha por la liberación del género femenino. Como judeo sionistas fuimos excluidas de una lucha colectiva, y peor aún, fuimos miradas en menos por nuestro sufrimiento. En vez de recibir el apoyo recibimos dudas y justificaciones. En vez de escuchar gritos por la liberación de nuestras hermanas, escuchamos el aumento del antisemitismo en las calles y redes sociales. Quiero dejar claro que siempre velamos por las madres y niñas, tanto palestinas como israelíes, porque una lucha no quita la otra, y el llanto de una muerte no menosprecia la vida de otra”