Nuevas preguntas sobre el estudio de la identidad judía
Por Rabino Ariel Sigal
medida que las fronteras entre los judíos y los no-judíos continúan
evaporándose incluso llegando a una situación única en la historia donde ser
judío se ha convertido en una condición admirable en lugar de una condición
social estigmatizada (como sucedía en otros tiempos y lugares donde ser judío
lo encerraba a uno en una posición social específica), los debates sobre
«¿quién es judío?» se han vuelto más frecuentes acompañando la diversificación
en la forma que el judaísmo es entendido en la actualidad.
contexto del mundo moderno numerosos “estilos de vida” y “sub-culturas” judías
florecen cada día y son consideradas por millones de judíos como parte de un
abanico de opciones que definen a la persona como judío o judía. Estas opciones
van desde una práctica religiosa de intensa actividad en la que toda la vida se
rige por la Halajá, hacia una orientación más étnica y más “secular” donde la
práctica del ritual religioso puede ser importante pero forma parte de los
ritos y tradiciones que marcan la herencia del grupo siendo considerados un
elemento más entre muchos otros.
tarea de los demógrafos es cada vez más compleja y consiste en trazar un
seguimiento de los cambios, las opciones y expresiones en función de las
múltiples dimensiones que están en juego incluyendo (pero no limitado a): una
dimensión determinada por la práctica religiosa, otra cultural (entendida como
la constitución de elementos que no necesariamente incluyen la creencia en Dios
o la práctica de acciones “rituales”) y una tercera dimensión de mayor
importancia y complejidad definida por cómo cada individuo define su ser judío.
Claramente este enfoque rechaza la noción de una definición única de lo que es
un judío y la pregunta interesante surge al examinar las formas en las que las
personas se conectan con lo que personalmente consideran judío tanto a nivel
«objetivo» (a través de herencia familiar y prácticas determinadas) como
“subjetivo” (lo que creen con respecto a lo que están haciendo). ¿Bajo qué
condiciones es más o menos probable que «lo judío» sea algo que la persona
también tiene dentro de él o ella? ¿Cuál es el contenido de esta categoría? ¿Es
como el «género» en el que uno puede desde la psiquis declararse hombre o una
mujer más allá de su concepción biológica objetiva establecida desde la
concepción, conllevando toda su respectiva carga cromosómica, fisiológica,
anatómica y hormonal?
estas ideas no es poco importante. Por eso Bethamie Horowitz[1]
realizó un estudio en el que reconsideró cuatro hipótesis principales que se
han construido en los últimos 40 años en la tradición de la investigación
demográfica sobre los judíos, particularmente en Estados Unidos:
viejo enfoque es imputar la identidad judía de una persona a partir de los
comportamientos judíos o actividades que reportan sin examinar esto en forma
más directa. Por el contrario para Horowitz un enfoque alternativo para la
identidad judía debería preguntar acerca de la “auto-comprensión” písquica que
la persona tiene sobre el lugar que lo judío ocupa en su vida. Horowitz llama a
esta idea la diferencia entre lo «exterior» y lo «interior».
segundo lugar, el enfoque tradicional le pide a las personas que indiquen las
prácticas religiosas y comunales que siguen calificando los resultados en una
escala de «más judío» a «menos judío». En cambio Horowitz ha tratado de hacer
que la gente le hable de los aspectos del judaísmo que encuentran más
significativos (cualesquiera que estos sean) independientemente de si estos
aspectos son sancionados oficialmente o incluso reconocibles como judíos por
otras personas. Horowitz llama a las diferencias entre estos dos enfoques como
el contraste entre «el deber ser» y «lo
que es».
mayoría de las investigaciones demográficas han tratado de forma implícita la
judeidad de una persona judía como algo estático e inmutable a pesar que es
evidente que necesitamos una perspectiva más dinámica para el seguimiento de
los cambios en el curso de vida de una persona.
literatura sobre la identidad judía ha asumido que la identidad se transmite a
través de la educación y sin embargo está demostrado que la educación no viene
con garantías absolutas y el producto final (el “judío ideal”) puede no
corresponder con el ideal que el maestro (padres, rabinos, educadores, etc.)
deseaba originalmente. Por eso Horowitz amplió el alcance para incluir factores
adicionales que pueden desempeñar un papel en la configuración de las
conexiones de una persona y su judaísmo.
tomado nota de estas cuatro diferencias con respecto a la suposición
subyacente, Horowitz discute cómo cada una de éstas juega un rol importante en
cuanto a la metodología del estudio sobre la identidad y pertenencia judía.
ahora el modo dominante para estudiar a los judíos ha sido seguir su
comportamiento (por lo general por medio de encuestas demográficas). La mayoría
de las investigaciones sobre los judíos se han centrado en las cosas que los
judíos hacen asumiendo que esas cosas son los indicadores de la identidad judía
(encender las velas de Shabat, asistir a la sinagoga regularmente, estudiar
textos “aceptados como judíos”, leer periódicos, revistas, páginas web o blogs
sobre judaísmo y donar dinero a organizaciones benéficas judías). La vida
religiosa y comunitaria judía ha puesto tradicionalmente un alto valor en las
acciones observables exteriormente, es decir: las prácticas o comportamientos
comunalmente significativos y aceptados como reconociblemente judíos.
embargo, considerar solamente las acciones nos lleva a la comparación entre los
que hacen teóricamente más con respecto a aquellos que hacen menos – por
ejemplo, comparar los que observan diez o más rituales frente a los que no
siguen ninguno. Estas medidas de comportamiento son bastante razonables para contrastar
los extremos, pero carecen de los matices que iluminan las experiencias de las
personas en el medio. Así se asume que una persona que ayuna en Taanit Ester
(el ayuno previo a la festividad de Purim) probablemente sigue una serie de
otras prácticas y en consecuencia está bastante involucrado en la vida judía
mientras que una persona que no ayuna en Iom Kipur está mucho menos involucrado
en el judaísmo. Pero ¿qué pasa con las personas que observan algunas prácticas
pero no otras? ¿Qué tan bien los entendemos como judíos si sólo consideramos el
comportamiento externo como barómetro? Es evidente que el seguimiento de la
práctica judía es muy importante, pero este enfoque no es suficiente para el
examen de la naturaleza de la identidad o el compromiso con el judaísmo de una
persona. Categorizar a los judíos solamente por lo que observan nos proporciona
una visión muy limitada de su identidad y pertenencia judía.
un ejemplo Horowitz nos presenta el caso de Sharon, una mujer de 40 años que se
describe a sí misma como “tradicionalista” y que le describió su experiencia
judía a Horowitz como “el mantenimiento de las prácticas religiosas judías que
había heredado”. En el momento en que Horowitz la entrevistó Sharon había
comenzado a re-evaluar su práctica judía dándole más importancia al
descubrimiento del significado del acto en lugar de seguir practicando y
haciendo las cosas por puro hábito, costumbre o “porque sí”. Así Sharon llegó a
verse a sí misma y por primera vez como la que tomaba decisiones. Por ejemplo,
Sharon le describió a Horowitz cómo dejó de comer kasher: todo comenzó luego de
un accidente de auto en la que terminó hospitalizada. Cuando sus amigos venían
a visitarla, muchos de ellos no traían comida kasher. Sharon describió cómo
encontró estas visitas mucho más importantes (¡psíquicamente nutritivas!) y
prefirió aceptar la comida en lugar de mantener una kashrut que se encontraba
manteniendo sólo por costumbre (y no porque sentía el kashrut de manera
vinculante o convincente). Al salir del hospital y sentir la falta de seres
queridos que la rodearon y le dieron más importancia a su persona durante su
estadía en el hospital, Sharon le describió a Horowitz su decisión de unirse a
una sinagoga por primera vez en su vida adulta.
un punto de vista halájico el patrón de Sharon con respecto a la observancia de
mandamientos es inconsistente y difícil de explicar: dejó de comer kasher pero
al mismo tiempo se unió a una sinagoga y más tarde describió cómo en lugar de
asistir a los servicios en Shavuot prefería ir de caminata por un bosque ya que
eso la hacía sentir más llena de Dios en el día que festejamos la Revelación
divina.
si alteramos nuestro criterio analítico de “lo judío” desde un sistema
arraigado en la práctica religiosa judía normativa hacia uno que atiende al
significado, las opciones de Sharon pueden ser vistas como parte de una
secuencia intencional en la profundización de su compromiso con “lo judío” en
forma totalmente consciente. Su historia se basa en la búsqueda por convertirse
en un agente más activo en la elaboración de un judaísmo para sí misma que sea
efectivo en sus cambiantes circunstancias de la vida.
caso de Sharon argumenta la necesidad de añadir una nueva dimensión a nuestra
comprensión de “lo judío”. Además del seguimiento de la práctica judía tenemos
que mirar el aspecto interno o subjetivo de lo que significa ser judío para
cada persona. Aquí estamos preguntándonos cuán significativo o importante es
ser judío en un plano personal: ¿Es algo psicológicamente central y
significativo como fuerza motivadora en la vida de una persona? ¿O es
simplemente un hecho dado y heredado que está de fondo en la vida? Al
conceptualizar lo judío como una expresión que se manifiesta en dos dimensiones
es posible explorar la relación entre la propia conexión interna y subjetiva a
lo judío y las acciones exteriores, aquellas que son exteriormente observables
que pueden o no ir junto con ese compromiso.
enfoque de Horowitz difiere con respecto a la forma más convencional de
estudiar la identidad judía en una segunda manera. La forma más antigua y
predominante de examinar la identidad judía comienza con una imagen normativa
de lo que significa ser “un buen judío”, lo que resulta en una serie de juicios
sobre lo que es digno de ser estudiado para evaluar lo que es ser judío. En
este tema la práctica tradicional o convencional es preferida frente a métodos
innovadores o no convencionales.
significa lo normativo para Horowitz? Un ejemplo que ella presenta es el que
sucedió cuando el dramaturgo Tony Kushner hizo las siguientes observaciones al
recibir un premio entregado por la National Foundation for Jewish Culture
(2000): “Parte de ser “un buen judío” es estar eternamente preocupado de que
uno es en realidad “un mal judío” o más bien “un judío fallado”. . . Acepto
este premio con profunda gratitud, en un espíritu de descontento, malestar,
dislocación y con falta de inclinación debido a un sentido más o menos duradero
de no estar ni aquí ni allá cuyo sentido mismo creo que me hace, si no un judío
en buen estado, entonces por lo menos inconfundiblemente judío.”
público que escuchó esta descripción rió con ganas y con conocimiento de causa
frente al juego de palabras de Kushner ya que entendió que el judaísmo no sólo
se define por la adhesión a una práctica religiosa o comunal. Basándonos en una
sola medida para limitar y definir quién es “un buen judío” amenazamos con
apoyar una determinada forma de ser judío mientras obscurecemos de nuestro
mismo pueblo otras expresiones culturales reconocibles tales como la de Kushner
del “judío no suficientemente bueno”
estudio titulado “Las Conexiones y Los Viajes” llevado acabo 15 años atrás,
Horowitz incluyó entrevistas individuales y grupales utilizando una encuesta en
la que optaba por emplear un enfoque centrado en la persona buscando la
definición de lo judío que examina y explora la realidad actual de lo que ser judío
significa para las personas cuando piensan en sí mismas y sus vidas. Esto
significa partir con la idea que el judaísmo se refiere a las creencias,
imágenes, sentimientos y prácticas que la persona considera judías. En vez de
preguntar ¿qué es un «buen judío”? El énfasis en este estudio era responder:
«para usted personalmente ¿qué significa o qué involucra ser judío?». Las
respuestas a esta pregunta pueden desviarse de otras posibles definiciones con
respecto a “lo judío” que son convencionalmente prescritas por la tradición, la
comunidad judía, los rabinos, los padres, los educadores o por cualquier otra
persona. Las explicaciones de judeidad ofrecidas por las personas entrevistadas
por este tipo de estudio eran descriptivas y personales, en lugar de normativas.
Esta formulación puede presentar un agudo contraste con lo que los líderes
comunales, rabinos o educadores pueden llegar a responder cuando se les
solicita que definan ellos mismos los elementos que consideran son
constituyentes de la identidad y pertenencia judía.
recopilación de los datos finalmente es muy diferente partiendo de preguntas y
consideraciones muy distintas. Al explorar y analizar las opiniones de los
individuos el analista puede comparar la relación entre estas imágenes normativas
del judaísmo y cómo las personas experimentan en realidad su ser judío.
enfoque convencional para el examen de la identidad judía puede ser comparado
con la idea de ordenar comida desde un menú con precio fijo, la nueva forma de
ver la judeidad planteada por Horowitz es análoga a un estilo “buffet”,
“tenedor libre” o incluso un “salad bar” donde se llena el plato con una
variedad de ingredientes cualesquiera los cuales pueden ser utilizados para
constituir lo judío: lo que es más convencional, reconocido o típico, mientras
que otros son más particulares e idiosincrásicos. Cada persona pone un conjunto
único de ingredientes en su plato y esta imagen representa el contenido de la
identidad o sentido de “lo judío” en una persona. El trabajo del analista
consiste en capturar la amplia gama de elementos e ingredientes que la gente
emplea para definirse a sí mismos como judío.
tercer contraste entre el enfoque de Horowitz para el estudio de la identidad
judía con respecto a los otros estudios convencionales consiste en considerar
la dimensión del tiempo y la cuestión de lo que este significa para resumir el
comportamiento de los judíos en el nivel total. Los sociólogos y demógrafos que
han estudiado las comunidades judías en los últimos 40 años han contemplado una
serie de prácticas religiosas y étnicas judías en incrementos de diez años para
luego resumirlos en un determinado nivel asumiendo o suponiendo que los
patrones individuales subyacentes al ser judío permanecen estáticos e
inmutables. En “Las Conexiones y Los
Viajes” Horowitz intentó retratar una imagen más dinámica y longitudinal en la
vida de los individuos.
para aprender acerca de la identidad judía en el curso de la vida de las
personas deberíamos emplear un estudio longitudinal para poder ver la gama de
influencias en el ser judío y cómo el sentido de “lo judío” en una persona
evoluciona con el tiempo y bajo las circunstancias constantemente cambiantes.
Pero este tipo de estudios son muy caros y nunca se han llevado a cabo por la
comunidad judía. La mayoría de los estudios que existen en la actualidad son
esencialmente una “fotografía” instantánea de un momento particular y
determinado en el tiempo. Así se asume que la vida útil de “lo judío” capturado
en cualquier estudio se sostiene durante los siguientes 10 años (hasta que se
realiza el siguiente estudio).
“Las Conexiones y Los Viajes” los encuestados hablaron de sus crianzas y sus
experiencias pasadas con el judaísmo además de sus experiencias actuales.
Horowitz incluyó preguntas sobre la naturaleza de la experiencia judía de la
persona durante la infancia, la relación de los padres con “lo judío” cuando el
entrevistado era un niño, la práctica judía de la familia a lo largo de los
años y la importancia de “lo judío” en la vida de la persona cuando tenía 11,
12 y 13 años.
en vida
última diferencia entre el enfoque convencional y la nueva mirada a la
identidad judía resulta al considerar la pregunta, ¿qué es lo que contribuye
con una conexión de sentido al judaísmo en la edad adulta?
general los investigadores han abordado esta cuestión mediante el examen de dos
elementos principales en las personas entrevistadas: (1) el carácter judío de
la familia de origen y (2) la educación judía formal mientras el entrevistado
vivía con su familia de origen. Pero este tipo de investigación pasada ha
examinado estas influencias de una manera bastante limitada. Generalmente todo
lo que se sabía acerca de la familia de una persona durante la crianza era la
denominación de los padres mientras que la educación judía se ha había
considerado limitada a la educación formal hasta la escuela secundaria.
“Las Conexiones y Los Viajes” Horowitz tomó una mirada mucho más amplia de los
factores que podrían haber desempeñado un papel importante en la vida de la
persona:
Las primeras
experiencias en el hogar incluyendo la imagen que la persona entrevistada tenía de los compromisos judíos sus padres y
el clima emocional del hogar.
La exposición
a la vida judía en el hogar, en la escuela, en la sinagoga,
Participación
en contextos que se podrían llamar «experiencias judías voluntarias». Es decir,
experiencias que son el resultado de decisiones que la persona hace en el
transcurso de la adolescencia a la adultez.
resumen, las diferencias entre el enfoque convencional de la condición judía en
relación al enfoque que Horowitz adoptó en el diseño de “Las Conexiones y Los
Viajes” fueron:
En primer
lugar, hacer hincapié en la importancia de considerar lo “interior” así como lo «exterior» mirando
tanto el comportamiento o la actividad junto con la fijación interna y la
conexión con el ser judío a nivel personal.
En segundo
lugar, distinguió los aspectos descriptivos de aprendizaje sobre el contenido
judío que la gente vio como significativo o importante para ellos mismos en
contraposición a partir de una expectativa normativa sobre qué es “lo judío”
asumiendo que la gente debería ajustarse a un modo particular de ser judío.
En tercer
lugar, en el transcurso de cuatro décadas de investigación sociológica sobre la
comunidad judía estadounidense los estudios se han basado en aproximaciones
transversales de un solo momento en el tiempo sin tener en cuenta las formas en
que la vida de los individuos se desarrollan dentro de los contextos . En “Las
Conexiones y Los Viajes” Horowitz
examinó “lo judío” a lo largo de la vida (al menos lo que recordaba el/la
entrevistado/a), asumiendo que el perfil judío de una persona en un momento
dado en el tiempo no va a mantenerse durante todo el tiempo o la vida igual.
Finalmente,
todo esto ha comenzado a ampliar nuestra forma de pensar acerca de la formación
de la identidad judía.
tanto los métodos que se utilizan para estudiar la comunidad judía son los que
dan forma al retrato que luego podemos representar. Si preguntamos sólo ciertos
tipos de preguntas delimitamos los tipos de respuestas que son posibles. Pero
si empezamos a explorar la identidad judía en términos más generales
-atendiendo a las circunstancias cambiantes que están dando forma a las
estructuras de oportunidades- empezamos a desarrollar una forma más compleja y
más matizada de entender lo que está pasando con los judíos hoy en día.
JOURNEYS: SHIFTING IDENTITIES AMONG AMERICAN JEWS. Contemporary Jewry, 19(1),
63-94.