Historias de Jerusalem en primera persona
Por LPI
Jerusalem es el centro y corazón del judaísmo, y también es central para las religiones monoteístas, católica y musulmana, así como para otros credos y naciones. La piedra amarilla con la que reglamentariamente deben levantarse sus construcciones hace que, al chocar en sol a ciertas horas del día, se vea color de oro, de ahí su apodo de “Ciudad dorada”. La rodean siete colinas, y sus calles y recovecos relatan miles de años de historia. Además dicen que Jerusalem tiene una vibración especial, que transmite una energía particular, cosa que podrán testificar quienes la han visitado.
Por eso le pedimos a cuatro judíos chilenos que viven o han vivido en la capital Israel que nos contaran por qué esta ciudad enamora, y cuáles son los espacios y lugares que hacen a los visitantes cautivarse.
David Arias, rabino: “Vivir en Jerusalem es una bendición tremenda”
David vivió en Jerusalem entre el 2014 y 2019, durante casi seis años. Llegó a Israel a la edad de 24 e hizo Aliá directo a la capital de Israel. Es músico de profesión y mientras cursó su Máster en Estudios Judaicos y los estudios rabínicos, trabajó como coordinador del programa de Shnat Hajshará, en el Majón LeMadrijim.
“Viví, desde que hice Aliá hasta que me fui de Jerusalem, en el mismo barrio, no siempre en la misma casa porque llegué directo al Centro de Absorción, al Mercaz Klitá, que queda en Talpiot Mizraj, en el barrio Harmon HaNatziv. Básicamente me quedé en el mismo barrio durante muchos años porque fui parte de la Comunidad Eshet Abraham, ubicada en ese sector, y para mí era muy importante estar cerca de la kehilá. Y la oficina de Marom, donde trabajaba, también estaba ahí”.
“Mi lugar favorito de la ciudad está también en el barrio donde yo viví, en Talpiot, que es la famosa Taleyet, que es uno de los miradores que tiene Jerusalem y que está ubicado en la parte Sur de la ciudad. Mira hacia la Ciudad Vieja y desde ahí se puede ver perfectamente la estructura de la ciudad, la parte nueva y la vieja, se puede apreciar el Mount Scopus -llamado en hebreo Har HaTzofim-, en los días de más visibilidad se pueden incluso ver las montañas de Jordania y desde algunos puntos del barrio se puede ver el Mar Muerto. Ese es mi lugar favorito, un lugar que se puede caminar, donde se puede hacer picnic, rezar, pasear, que inspira mucho, en el que desgraciadamente hace tres años hubo un atentado con un atropello y eso marcó la vida del barrio, pero es un lugar maravilloso que simboliza también la vida moderna de Jerusalem”.
“Uno de los lugares pocos conocidos y que cuenta muy buen la historia de la renovación de Jerusalem y la salida de las murallas es la antigua estación de trenes, que está también ubicada cerca del barrio de Mishenot Sha’ananim (el primer barrio judío construido fuera de la Ciudad Vieja) y todavía guarda parte de las vías originales de trenes que construyeron los otomanos en el Siglo XIX. Hoy en día esa antigua estación se transformó en un lugar de restaurantes, hay un centro cultural y se hacen conciertos, hay mucha actividad, y creo que relata muy bien la historia de Jerusalem y el encuentro entre lo antiguo y lo nuevo”.
“Me parece que lo que hace especial a Jerusalem es lo que representa para la historia, la cultura y la tradición del pueblo judío, la conexión con su tierra histórica, el lugar donde fue el sacrificio de Itzjak, donde estuvieron el Primer y el Segundo Templo, donde -de acuerdo a la tradición- D-s tomó tierra para crear al primer hombre. Es un lugar con mucho simbolismo y es un lugar con mucha modernidad. Y es una ciudad que genera mucha expectativa en lo político, estamos totalmente pendientes de lo que pasa, que se mueve una piedrita y ya se pueden escribir una decena de artículos en los diarios. Desde niños, en el Séder de Pésaj terminamos diciendo “El próximo año en Jerusalem reconstruida”, rezamos mirando hacia Jerusalem. Entonces, cuando finalmente podemos llegar y vivir ahí es una bendición tremenda”.
Nicole Bitrán, guía de turismo: “Me encanta la Ciudad Vieja, sus recovecos y sus cosas escondidas”
Aunque actualmente vive en Haifa, Nicole -hermana del Presidente de la Comunidad Judía de La Serena, Roger Bitrán- vivió en Jerusalem en dos períodos: entre el año 2005 y el 2008, y hace dos años atrás.
Cuando hizo Aliá junto a otros 10 chilenos -entre ellos Mauricio Tassara (actualmente el rabino Mijael Even-David), Rocío Mendoza y Claudia Herrara- se instalaron en el Ulpán Etzión, que estaba en Jerusalem. Más adelante, Mauricio, Claudia y ella decidieron arrendar un departamento juntos en Jerusalem.
“Me acuerdo que cuando vivíamos en el Ulpán no teníamos auto, y en Jerusalem no hay buses ni transporte en Shabat, entonces salíamos a caminar y nos íbamos a perder a la Ciudad Vieja. Eso era muy choro”.
“A mí me encanta la Ciudad Vieja, me encantan sus recovecos y esas cosas que tiene escondidas. Hay un lugar que se llama el Hospicio Austriaco, y que es parte de la Vía Dolorosa, está justo en ese camino. Está al lado de un lugar donde ponen la basura, entonces nadie le presta atención. Pero si tocas el timbre, te abren. Y detrás de esta puerta se esconde lo que antiguamente era un hospital y hoy es un hostal para peregrinos, y que tiene en su terraza, en el techo del hostal, una de las mejores vistas de Jerusalem, donde se ve el Santo Sepulcro, la Cúpula dorada del Domo de la Roca, y todos los barrios: el cristiano, el judío, el musulmán. Para mí es una de las vistas más lindas y tiene ese secreto de que si no vas con alguien que sabe, no te imaginarías jamás lo que se esconde detrás de esa puerta”.
“Ahora vivo en Haifa, y ésta es una de las ciudades más tolerantes y pro coexistencia que hay en Israel. El árabe de Haifa no es el árabe de Jerusalem. La sociedad judía de esta ciudad es distinta, y también los árabes de Jerusalem son distintos. Es una ciudad muy tensionada, primero a nivel laico y ultraortodoxo, y tensionada a nivel político, con el conflicto palestino-israelí, que yo creo que se siente en la calle esa tensión”. Ella participó y participa en el movimiento pro derechos de las minorías sexuales, LGBTQ+, y también cree que en Jerusalem este movimiento -que también desarrolla una marcha anual, el Gay Parade- es mucho más político que el de Tel Aviv, que es más festivo, reproduciendo la tensión que ella identifica en otros sectores de la sociedad.
Andrés Meyer, ex Presidente del Consejo Chileno Israelí: “Es una ciudad incomparable”
Andrés llegó a vivir a Israel a los 23 años, y permaneció en esta ciudad entre los años 2003 a 2007. Era Periodista y fue a estudiar su Máster en Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalem. Vivió en Talpiot y Baka, “barrios preciosos, y llegué ahí pues estudié en Ulpan Etzión que quedaba en esa zona y me encantó, así que me quedé ahí por los cinco años que viví en Yerushalaim”.
Luego de sus estudios, asumió como encargado del desk para América Latina en WUJS (World Union of Jewish Students).
¿Qué lugar es su favorito? “Emek Refaim. Es una calle llena de vida y colores, con restaurantes, centros culturales, etc. Nos quedaba cerca, por lo que íbamos mucho y la caminábamos entera. Premio para el campus de Har Hatzofim, que es realmente impresionante”.
“Jerusalem es un centro, pues en una ciudad pequeña se ve una diversidad como en ningún lugar del mundo. Uno camina pocas cuadras y puede pasar de barrios religiosos, a barrios árabes, donde los rusos, la Tajaná Merkazit, todo con distintos colores, aromas, tradiciones y gente e historia. Eso la hace una ciudad incomparable”.
Jaia Sara Rovner, enamorada de Jerusalem a primera vista
“Después de que me convertí al judaísmo, me vine a estudiar acá a un seminario para mujeres que están haciendo Teshuvá (haciéndose ortodoxas) o que ya son ortodoxas”, nos cuenta Jaia Sara, casada con Yoram Rovner y madre de cinco hijos. “Y me acuerdo que cuando iba en el taxi, entrando a Jerusalem, pensé: “Yo no me muevo de aquí nunca más”. Volví a Chile a casarme, en diciembre de 2005, y después me vine a Jerusalem; hicimos Aliá en marzo de 2006. Nos instalamos acá porque, logísticamente, era mucho más fácil para nosotros, teníamos amigos y el Mercaz Klitá al que llegamos tenía el Ulpán en mismo lugar. Fue una buena decisión”.
Actualmente vive en el barrio de Arnoff, pero -como los otros chilenos con los que conversamos- también llegó a Talpiot Mizraj. Le gustaba del barrio que era muy diverso y la convivencia era buena. Y en el Mercaz Klitá, que hoy es un albergue que recibe a jóvenes que hacen Aliá y quieren perfeccionar su hebreo para estudiar, habían familias de distintas nacionalidades, “rusas, iraníes, francesas, de todo. Fue bien interesante”.
“Me acuerdo que lo primero que vi de Jerusalem fue el paisaje, se veía todo blanco porque las casas son de la misma piedra. Creo que la ciudad tiene una energía especial también, yo no siento lo mismo en otros lugares, y harta gente que ha venido acá, que no necesariamente es gente religiosa, siente lo mismo. Como estaba en la Midrashá, me llevaron a muchos tiulim dentro de Jerusalem para conocer la historia de la ciudad, lo que también me atrajo, porque siento que es el centro, la raíz judía. Y eso fue lo que me enamoró un poco y me hizo quedarme acá”.
“Primero, me encanta la Ciudad Vieja, porque tiene un valor histórico. Podría ir 20 veces al mismo tour y seguro que voy a descubrir algo nuevo. Me encanta ir a los túneles y me gusta ir a la Ciudadela de David (donde se encontraba el palacio del Rey David). Y bueno, Yoram y yo somos bastante sibaritas, nos encanta ir a comer a restaurantes y tenemos algunos preferidos. Yo soy muy carnívora, eso no se me quitó después de la conversión, nada que hacer (bromea). Nací y crecí en Osorno, así que amo la carne. Pero acá descubrimos un restaurante “gringo”, muy especial, que se llama “Crave” y que hace unos sándwiches excelentes. Nosotros comemos kasher y yo nunca más comí un churrasco queso; ahí hacen esas cosas, todo kasher, y tiene cervezas caseras, es muy entretenido el lugar. Otro lugar que es bonito y que está cerca de la Ciudad Vieja es Mamila, también me gustan los museos y mi favorito es el Museo de Israel, me encanta la parte de las maquetas de distintas Batei Knesset (sinagogas) del mundo. Mi barrio es muy fome, es residencial, pero en el centro hay miles de cosas que ver, barrios para conocer, lugares históricos”.