Nacida en Ciudad de México, Dina Siegel Vann tiene un extenso currículo. Directora del BILLA, con sede en Washington D.C., se graduó Magna Cum Laude en Literatura Inglesa de la Universidad de Tel Aviv y tiene un máster en Relaciones Públicas del Newhouse School of Public Communications de la Universidad de Syracuse. Trabajó como Directora de Asuntos para las Naciones Unidas y América Latina de B´nai B´rith Internacional. Previo a emigrar a los Estados Unidos, en 1997, fue Directora de Asuntos Políticos de la Comunidad Judía de su país. Entre sus múltiples tareas diplomáticas y políticas, organizó la primera Cumbre Latino Judía de Liderazgo (Washington D.C., 2001) y el Conversatorio Nacional sobre el Estado de las Relaciones Latino-Judías (2013).
Dina Siegel Vann ha recibido múltiples reconocimientos a lo largo de su carrera, debido a su labor en favor del diálogo y los derechos humanos, como el Premio a los Derechos Civiles del Centro por la Acción Religiosa del Judaísmo Reformista (2014). Y en marzo de 2016 el Rey Felipe VI de España la galardonó con la Orden al Mérito Civil por su rol en apoyo a los esfuerzos de su país en reconocectar a los judíos sefaradíes y ayudar a vincular a los distintos estrtatos del mundo hispánico. En septiembre de 2016 el Gobierno mexicano le entregó uno de los más altos honores: el prestigioso Premio Nacional Ohtli, que reconoce a ciudadanos mexicanos, mexicoamericanos y líderes latinos, cuyos esfuerzos han contribuido significativamente al fortalecimiento de las comunidades mexicanas en el extranjero.
La siguiente fue nuestra conversación.
¿Nos puede contar en qué consiste, a grandes rasgos, la labor del BILLA?
-El Insituto Belfer para Asuntos Latinos y Latinoamericanos del American Jewish Committee, único en el mundo judío, fue establecido en 2005 para construir alianzas entre la comunidad judía y las diversas comunidades hispanas de los Estados Unidos, que hoy alcanzan 63 millones de integrantes; fortalecer los nexos trilaterales entre los Estados Unidos, Iberoamérica e Israel, y promover el bienestar y la seguridad de las comunidades judías de la región en un marco de democracia, inclusión y respeto a los derechos humanos. El AJC ha estado trabajando con la región latinoamericana por más de siete décadas y en algún momento contamos con oficinas en Buenos Aires y México. Hoy tenemos una representante en Sao Paulo y los otros integrantes de nuestro equipo profesional se encuentran en Washington D.C. y Miami. Lideres judíos de muchos países del hemisferio son parte de nuestra directiva y contamos con acuerdos formales de colaboración con casi todas las comunidadesm incluyendo, por supuesto, Chile.
Redefinición nacional
EL AJC tiene más de 30 oficinas en los cinco continentes, además de 37 asociaciones con organizaciones internacionales judías. ¿Cuáles son las regiones en mayor necesidad de atención del organismo en este momento y por qué?
-Efectivamente. Estamos representados en todas las regiones del mundo. En los Estados Unidos tenemos oficinas en 24 ciudades. Estaremos inaugurando nuestra oficina internacional más reciente en Abu Dhabi, la treceava, a principios de 2022. Nuestros 270 profesionales trabajan 24/7 a nivel internacional para promover el mandato del AJC. Hoy por hoy, con el incremento del antisemitismo global, incluyendo en los Estados Unidos, que abarca también la demonización y deslegitimación de Israel, nos concentramos en las regiones donde esta patología social afecta con mayor intensidad a las comunidades judías locales: Europa y el hemisferio occidental. Al mismo tiempo, no descuidamos otras áreas de creciente interés geoestratégico como es el caso de China e India, países con los que nuestro Instituto para Asia y el Pacifico mantiene una relación estrecha y permanente.
Chile ha experimentado un creciente antisemitismo durante los últimos años. ¿Está preocupado el AJC por nuestro país?
-Estamos sumamente preocupados por el rumbo que puede tomar Chile en los próximos años, especialmente en un contexto de redefinición nacional. Al mismo tiempo, creemos que el país ha avanzado mucho en su proceso democrático y de institucionalización, y tenemos fe en que logre encontrar un sendero de moderación y centrismo, implementando cambios necesarios, pero no descartando los inmensos logros de las últimas décadas, incluyendo su sobresaliente inserción global.
El AJC ha sido un amigo cercano y admirador de Chile, y un socio de primera línea de su comunidad judía desde hace décadas. Hemos estado siguiendo muy de cerca, y en colaboración con su liderazgo y otros interlocutores políticos y diplomáticos, la evolución en la ofensiva de sectores palestinos y sus aliados, y su influencia en la sociedad chilena.
Hemos visitado el país decenas de veces a través de los años, además de nuestros encuentros en Washington, Nueva York y otras ciudades de los Estados Unidos, con referentes del país. Hemos mantenido el diálogo con gobiernos subsecuentes al más alto nivel. Cómo no recordar la cena de gala en 2005 cuando el AJC presentó al Presidente Ricardo Lagos el Premio Luz entre las Naciones en Santiago, en conjunto con la comunidad y ante 300 representantes de todos los sectores de la sociedad chilena, y nuestras reuniones con la Presidenta Michelle Bachelet y con el Presidente Sebastián Pinera y sus respectivos equipos, siempre trayendo a colación nuestra preocupación hamletiana de que "algo estaba podrido en Chile" y que esa hostilidad presente hacia la comunidad judía -más allá de Israel y el conflicto en el Medio Oriente- era nociva para el país en su conjunto, ya que afectaría la paz social y la coexistencia hasta este momento prevaleciente entre sus distintas comunidades y sectores. Además, Chile, que todavía es considerado un país serio y con instituciones sólidas, estaría sufriendo en su reputación global, ya que en los últimos años ha figurado como el país con el más alto grado de antisemitismo, por lo menos en América Latina.
¿Con qué organizaciones nacionales está trabajando la institución para enfrentar el antisemitismo?
-Trabajamos a través de la Comunidad Judía de Chile con representantes de todos los sectores de la sociedad, y con diplomáticos al más alto nivel en Chile y los Estados Unidos. Con la CJCh hemos sumado esfuerzos para que decenas de parlamentarios y otros líderes de opinión del país viajen a Israel a través de nuestro Project Interchange. Estos ex alumnos de este extraordinario programa que ha expuesto a más de 7.000 líderes de opinión de todo el mundo a la realidad de Israel, se han convertido en aliados estratégicos tanto del Estados judío como de la comunidad chilena.
El AJC fue un impulso para que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, estableciera la figura del Comisionado para el Monitoreo y y la Lucha contra el Antisemitismo, como ya existe en los Estados Unidos y Canadá, la Unión Europea y muchos países de Europa. En este puesto acaba de ser designado el abogado constitucionalista brasileño Fernando Lottenberg y el AJC seguirá fungiendo como un asesor privilegiado para ayudar a orientar las labores del Comisionado que trabajará muy de cerca con las comunidades judías de la región. Obviamente, dadas las dificultades que atraviesa Chile, el Comisionado de inmediato prestará atención a esta situación, trayendo a la atención de sus autoridades y sociedad civil la importancia de aplicar instrumentos, como la Definicion Operativa del Antisemitismo del International Holocaust Remembrance Alliance (IHRA), y otros, para combatir y neutralizar actitudes y comportamientos que comprometan la seguridad y bienestar de la comunidad judía chilena.
Instituciones y memoria
Gabriel Boric, candidato del bloque de izquierda Apruebo Dignidad en las próximas elecciones presidenciales de nuestro país, estaría liderando las última encuestas con un 22% de las preferencias. Recientemente él ha señalado en un comunicado que su futuro gobierno “debe asumir una postura más explícita condenando las violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional en Palestina”. También se refiere al proyecto de ley “que busca sancionar la importación de mercancías, bienes, servicios o productos provenientes de colonias israelíes en el territorio palestino ocupado, los cuales son considerados ilegales”, agregando que su coalición tiene un compromiso con su aprobación. ¿Cuán preocupante debería ser para la comunidad judía chilena un eventual gobierno de Boric?
-Tuve oportunidad de conectar a la conversación que se sostuvo entre Boric y la comunidad judía chilena y mentiría si dijera que no fue irritante y preocupante escuchar algunas de las apreciaciones del candidato. Al mismo tiempo, y con la perspectiva que nos da nuestra experiencia a lo largo de más de 40 años como profesional dedicada a asegurar que las comunidades judías de esta región sobrevivan los vaivenes políticos y sociales del momento, creo que Chile cuenta con instituciones lo suficientemente sólidas y una memoria histórica reciente de erosión de la democracia que lo provee de recursos para sobrellevar embates ideológicos de derecha o izquierda. Los candidatos en campaña dicen muchas cosas, y cuando llegan al poder deben ser pragmáticos y ajustarse para poder dar respuesta a demandas inmediatas de la ciudadanía. La sombra de Venezuela y otros países dentro de su esfera que han perdido el rumbo, está presente; lo entendemos perfectamente. Al mismo tiempo, creemos que existe en espacio amplio para el aprendizaje y la sensibilización del candidato sobre la complejidad del judaísmo, antisemitismo, el mundo judío, la propia comunidad e Israel, al que esperamos eventualmente aprecie como un valor agregado más que una fuente de problemas como lo han hecho cada vez más países en el mundo.
¿Se está trabajando con la comunidad judía chilena para intentar frenar la eventual aprobación de sanciones en contra de Israel?
-Sí. Hemos trabajado hombro a hombro en diversas ocasiones, incluyendo la más reciente legislación, detenida por el momento en la Cámara de Diputados. Hemos hecho conscientes a distintos referentes políticos de los Estados Unidos y Europa de la actividad de BDS en el Congreso chileno. A nivel federal y estatal los Estados Unidos cuentan con leyes que sancionan iniciativas de BDS, como lo hemos visto con el caso de Ben and Jerry y Unilever. Arizona y otros Estados han decidido no hacer negocios con Unilever por su decisión de sancionar a Israel.
Socio indispensable
Respecto de la reunión entre el Presidente norteamericano Joe Biden y el Premier israelí Naftalí Bennett (su primera visita oficial al extranjero) luego de 15 años de gobierno de Benjamín Netanyahu, ¿piensa que la cita entierra años de desencuentro entre ambos países?
-Absolutamente. No quiere decir que algunos sectores del partido demócrata no sigan resintiendo los desaires a lo largo de los años y la alianza de Netanyahu con Trump. Sin embargo, la relación entre Israel y los Estados Unidos sigue siendo muy sólida y de interés compartido. El discurso y la narrativa del Primer Ministro Bennett se enfocó en subrayar las coincidencias, los alcances y la amistad permanente entre ambos países.
¿Qué podría esperarse a corto plazo en cuanto a las relaciones bilaterales entre Israel y los Estados Unidos y una eventual cumbre de diálogo con la Autoridad Palestina?
-Creemos que la relación seguirá expandiéndose, especialmente ahora que la dinámica en el Medio Oriente ha cambiado con los Acuerdos de Abraham. La administración del Presidente Biden está comprometida con ayudar a ampliar este círculo virtuoso para incluir a otros países árabes. Al mismo tiempo, aunque sigue creyendo en la solución de dos Estados, las condiciones no son propicias hoy en día para empujar esta iniciativa, pero sí para promover que las condiciones económicas y sociales de los palestinos mejores significativamente. Recordemos también que los Estados Unidos está enfocando su atención en China, retrayéndose de otras regiones del mundo, como lo vimos con el retiro de Afganistán.
El Congreso norteamericano intentó disminuir su apoyo económico a Israel. Sin embargo, Bennett se llevó de Washington una ayuda especial de US$1.000 millones para reponer las reservas del sistema antimisiles Cúpula de Hierro. ¿Sigue siendo los Estados Unidos el aliado más confiable de Israel?
-Absolutamente. Solo un grupo de congresistas, lo que se conoce como el “Squad”, que es un ala radical de izquierda, intentó cuestionar la aportación para la Cúpula de Hierro, como parte del presupuesto general. Pero al día siguiente, abrumadoramente, el Congreso aprobó una resolución individual que aportaba los fondos necesarios para proteger a Israel de los misiles de Hamas.
Los Estados Unidos es y continuará siendo el socio indispensable para Israel, el más comprometido y confiable a corto y mediano plazo. Punto y aparte. No existe otro país en el mundo que haya hecho tanto por el mundo judío y por Israel desde su creación.
Con los cambios demográficos en los Estados Unidos y una nueva generación ocupando ahora puestos en la toma de decisiones, es importantísimo, más que nunca, que organizaciones como el AJC sensibilicen y creen alianzas con las comunidades hispana, negra, asiática y musulmana, para que sus líderes continúen alineados en la convicción de que tanto por razones pragmáticas como históricas y morales, los Estados Unidos debe de continuar su apoyo incondicional a Israel.
Y ¿qué pasa con el intento de Washington de recuperar el acuerdo nuclear de 2015 con Irán? ¿Cómo quedarían las relaciones en ese caso?
-Aunque Israel y los Estados Unidos difieren en el restablecimiento del acuerdo, como lo han evidenciado las declaraciones del Presidente Biden y el Primer Ministro Bennett en sus reuniones recientes, coinciden en que un Irán nuclear es un enorme peligro no solo para la región sino para la paz mundial. También coinciden en que Irán no debe continuar apoyando a grupos terroristas alrededor del mundo y sembrando el caos en países como Líbano, Siria o Yemen, y que esto debe ser parte de cualquier acuerdo. Los dos países están en comunicación estrecha para asegurar que, de darse un acuerdo en entredicho, dado que Irán ha avanzado significativamente en su potencial para el desarrollo nuclear desde que la administración Trump suspendiera el acuerdo inicial y no parece haber apetito de su parte para retornar a la mesa de negociaciones sin que los Estados Unidos elimine las sanciones económicas de entrada, reflejaría mucho más fielmente el sentir y exigencias no solo de Israel sino de países como Arabia Saudita y del Golfo, que son los más afectados por un Irán nuclear. Pero incluso eso está cambiando, ya que estos países no confían al 100% en los Estados Unidos y están buscando acuerdos paralelos con Irán.
Trabajar de cerca
¿Cuáles son los desafíos del AJC a corto plazo en América Latina?
-La erosión de la democracia, los populismos de derecha e izquierda, la polarización política, la inestabilidad socioeconómica y el incremento de la pobreza, la expansión del crimen organizado y la violencia, todo ello conduce a que las comunidades judías de la región, como parte integral de sus sociedades y de las élites en muchos países, se encuentren en una situación de fragilidad y de incertidumbre. El antisemitismo de derechas y de izquierdas encuentra caldos de cultivo en estos contextos, como lo hemos visto en tantos otros momentos. Un porcentaje significativo de judíos latinoamericanos -al igual que sus conciudadanos- está considerando dejar la región ante estos escenarios complicados. El vaciamiento de las comunidades judías latinoamericanos sería sumamente trágico, como lo ha sido el caso de la comunidad judía venezolana. Las comunidades judías latinoamericanas representan capítulos únicos, exitosos e irremplazables dentro de la trayectoria judía histórica global y esperamos que prevalezcan, a pesar de los inmensos retos.
El AJC y el BILLA están en comunicación permanente con todas las comunidades latinoamericanas, tratando de apoyarlas donde más lo necesiten, creando espacios virtuales para el intercambio de experiencias y mejores prácticas, y apalancando los ingentes recursos con los que cuenta el AJC a nivel regional y global.
Lamentablemente nuestro Foro Estratégico Anual en Miami, que hemos realizado por 15 años cada diciembre, en el que se dan cita alrededor de 50 representantes de las comunidades judías iberoamericanas y aliados en la región, no ha podido convocarse desde 2019, debido a la pandemia. Esperamos que en los próximos meses podamos, de nuestra cuenta, llevarlo a cabo. Más que nunca, tenemos que trabajar muy de cerca para identificar conjuntamente diversas e innovadoras formas de abordar los crecientes retos.