“Conecta”, el preuniversitario gratuito que busca cambiar el mundo
Por LPI
Más de 250 alumnos. 70 profesores voluntarios. 40 cursos y seis materias. Estos son algunos de los números del nuevo Preuniversitario Conecta (en Instagram @preu.conecta e Internet www.preconecta.cl), un proyecto liderados por jóvenes judíos chilenos, que -desde el mes de junio de este año- ofrece preparación gratuita para la Prueba de Selección Universitaria, PSU, para otros jóvenes, de escasos recursos o que no tienen acceso a preuniversitarios, a lo largo de todo el país.
Conversamos con Dalia, Danna, Yael y Galia para conocer qué las motivó a asumir este desafío. Nos comentaron que tienen clases de lunes a viernes, en tres bloques: a las 17, a las 18 y a las 19 horas, mientras que el sábado hay resolución de ejercicios. Están dictando más de 40 cursos de matemáticas, biología, química, física, historia y lenguaje, divididos en niveles y según plan común o mención, con 15 a 20 alumnos con curso.
Además, señalaron que todo el material de estudio lo trabajaron entre los meses de marzo y mayo, con apoyo de profesores de preuniversitarios. Eso permite que las guías y los Power Point de las clases están listos para los voluntarios, por lo que el tiempo que invierten los jóvenes varía entre las clases, la resolución de dudas y ejercicios, las reuniones que se realizan semanalmente por materia y las que realizan a nivel de directiva.
De los casi 250 alumnos, la mayoría se repite más de una materia, y dos de ellos tienen con discapacidad visual. Eso las obligó a “traducir” las guías a través de un software que transforma las operaciones matemáticas a un lenguaje que los lectores de los computadores para personas con capacidad visual reducida puedan leer.
¿Cómo nació la idea de crear este preuniversitario solidario?
Dalia: La idea surgió porque nos dimos cuenta de que queríamos ayudar de una manera distinta, queríamos hacer un cambio que fuera a largo plazo y todas coincidimos en que la educación es fundamental para cambiar la escalera social, que la única forma de generar movilidad social es entrando a la universidad y que la única forma de entrar es a través de la PSU. Hay un grupo muy grande de personas que está casi abandonado en la sociedad. Vimos esta necesidad con la Danna y la Galia, y con el apoyo de la morá Alejandra Palacios, que trabajaba en el Instituto Hebreo, empezamos a buscar formas de ayudar y surgió esa idea.
Galia: No es solamente que haya jóvenes que no tengan preparación para la PSU, sino que están completamente abandonados en su apoyo académico en general. Tenemos alumnos y alumnas que no tienen clases desde octubre del año pasado, y esa gente se enfrenta al mismo sistema de ingreso a la universidad que los estudiantes del Instituto Hebreo o del Maimónides, que son los casos que conocemos, que aparte de tener clases tiene preuniversitarios online. Entonces, es demasiada la diferencia.
Yael: Creo que, además de que nos llame el entender la educación como un espacio de oportunidad y movilidad, todas somos conscientes de los privilegios que tenemos y del nivel educativo que tuvimos en el colegio. Todas nosotras salimos del Instituto Hebreo, que salió número uno en el ránking de la última PSU. Entonces, entendemos la responsabilidad que implica eso, la oportunidad que tenemos de generar cambios en otras personas y no quedarnos solamente en todo lo que tuvimos. Eso, sumado además a que todas fuimos madrijot y tenemos una relación con la entrega de educación por muchos años. De ahí que nace esta necesidad de poder aportar un poco más y de entregar algo que creemos que podemos hacer bien, a gente que lo necesita muchísimo.
Danna: También aprovechamos esta instancia, que al principio era un problema, de que la pandemia nos obligaba a estar sólo en las plataformas online, pero nos fuimos dando cuenta de que con esta modalidad podemos abarcar mucha más gente. Tenemos alumnos y alumnas de todo Chile y de lugares que ni siquiera conocíamos, donde de verdad no hubieran tenido cómo acceder a un preuniversitario. Esto se dio como una oportunidad, y también nos permitió acceder a muchos más profesores y profesoras, y a ayudar mucha más gente.
Dalia: Lo que nos ayudó mucho para que esto funcionara fue que, además, dentro de la comunidad fue demasiado rápido y fácil conseguir ayuda. Todo el mundo quería participar y creo que eso también pasa por lo que decía la Yael, que el 80% de los profesores y voluntarios son ex madrijim de tnuot (movimientos juveniles). Eso sirvió mucho, porque todos tienen esa idea de ayudar de alguna forma, pero sin saber cómo.
¿Cómo captaron los alumnos? ¿Cómo difundieron el preuniversitario y a qué públicos?
Danna: Lo hicimos por Instagram (@preu.conecta) y también Alejandra nos invitó a una conferencia vía Zoom con scouts, y ahí nos presentamos y se difundió mucho.
Galia: También publicamos el proyecto en distintos grupos de Facebook de comunas, por ejemplo Puente Alto y La Granja, donde creímos que podía haber más necesidad. Y lo difundimos en los grupos de nuestras universidades y de preparación de la PSU.
Yael: Yo creo que nos dimos cuenta, después de la difusión, de que teníamos menos expectativas, pero la necesidad es tan grande que donde lo pusiéramos íbamos a recibir muchos interesados. De hecho, tuvimos que hacer todo un sistema de listas de espera y abrir nuevos cupos después de conseguir más profesores voluntarios, porque se difundió demasiado y la gente estaba atenta a cualquier tipo de ayuda.
Dalia: Eso fue muy fuerte, el hecho de darse cuenta de una necesidad que es tan grande y no poder abarcar a toda la gente que lo necesita fue difícil. Cuando abrimos más cupos, se acabaron en cinco minutos. Para mí fue demasiado angustiante e impulsivamente abrimos más cupos, pero después nos dimos cuenta de que en verdad hay una necesidad impresionante. Por eso esperamos que este proyecto dure años y podamos llegar a más gente.
Danna: Hemos tenido mucho más impacto del que yo esperaba. Y algo importante que hemos hecho, es que siempre nos hemos preocupado de ser muy cercanos posible con los alumnos y alumnas. Creo que eso ayudó mucho a que la gente confiara más en nosotras y nosotros.
¿Cómo se proyectan para el futuro?
Galia: Como la idea del Preu surgió en pandemia, siempre fue pensado para ser online. Pero a largo plazo, como comentábamos antes, es seguir virtualmente, porque la desigualdad en Chile se ve reflejada en mucho más que en el tema económico, se ve también en un tema territorial. La cantidad de preuniversitarios que hay en Santiago en relación a los que hay en regiones tiene una diferencia abismante, y nosotros tenemos gente desde el extremo Norte al extremo Sur de Chile. Eso no lo lograríamos si es que no fuera online. Y, por otra parte, la disponibilidad de la gente para hacer clases cuando es online aumenta, porque no hay tiempos de viaje.
¿Cómo han resuelto el tema recursos para llevar esto adelante?
Danna: Hasta ahora sólo hemos tenido una donación, que es el dominio, www.preuconecta.cl, y que fue hecha por Saúl San Martín. Estamos trabajando para obtener personalidad jurídica, de manera de poder abrir una cuenta, hacer fundraising y postular a fondos del Estado. Pero financiamiento ahora, en realidad no tenemos. Nos encantaría tener presupuesto para comprar computadores e Internet para los alumnos que no tienen, por ejemplo. Tenemos muchas ideas en mente.
Yael: Está pendiente y, si lo conseguimos, nos va a permitir avanzar mucho más. Pero ahora estamos trabajando con los recursos que tenemos, y con ayuda vamos a poder generar mucho más impacto.
Finalmente, ¿qué ha significado para ustedes participar en este proyecto?
Yael: Yo, personalmente, tengo un sentimiento muy ambivalente. Lo positivo es ver el efecto que estamos logrando y el poder ayudar. Pero también siento angustia porque -a medida que uno se va relacionando más directamente con los problemas que uno ya identificaba, pero ahora puede ponerles cara- produce estrés, angustia e impotencia no poder ayudar mucho más. Lo que nosotros estamos haciendo va a impactar a esas personas que se vinculan con el Preu, pero esto no genera un cambio estructural o material en la sociedad, y eso es terrible.
Dalia: Yo siento algo parecido, me llena la ayuda que podemos dar pero me angustia darme cuenta que hay que cerrarle la puerta a gente, porque no se puede seguir abarcando un problema tan grande que hay en la sociedad. Todos sabemos que existe este problema, pero cuando lo ves en las personas te das cuenta de la gravedad del asunto. Y lo que dice la gente es que debemos darnos cuenta del impacto que estamos teniendo en estos niños más que angustiarnos porque falta mucho, y ojalá algún día podamos abarcar a todos los niños que queremos abarcar, pero tenemos que ir de a poco.
Danna: Me pasa eso, es muy angustiante hablar de cerrar cupos o tener que decirle a alguien que no quedan espacios, pero creo que a mí me abre mucho los ojos. Creo que estamos generando impacto y cambiando la vida de estas personas, también dándoles esperanza y empoderándolos. Eso me llena mucho, los comentarios que llegan después de las clases (yo hago clases de historia) son hermosos, y eso para mí es demasiado bacán. Y me dan ganas de seguir expandiendo este Preu y hacerlo más grande, y quizás hacer un cambio estructural que se note. Porque no importa que tengamos 21 años, de verdad podemos hacer un cambio muy grande.
Galit: Efectivamente nos toca vivir esta doble cara de la moneda, por una parte sentirte bien porque estás ayudando y por otra ver toda la necesidad que hay a nivel nacional. Pero me quedo con la parte del agradecimiento y la satisfacción de crecer. Desde muy chicos, todas las personas que estamos involucradas en esto hemos crecido en un contexto de educación judaica, de Tikún Olam. Tanto en los movimientos, en la comunidad, en el colegio y en tu casa te hacen sentir que el mundo está en tus manos, y eso nos hace tomar acción por mejorar el mundo. Eso me genera mucha satisfacción y esperanza, porque aparte de todas las niñas y niños que estamos ayudando, nos hemos enfrentado a profesores y profesoras de dentro y de fuera de la comunidad, a una red de apoyo gigante, de mucha gente. No somos cinco o seis personas queriendo hacer un cambio, sino que somos casi 70 personas que en total queriendo cambiar esta situación. Me pone muy contenta por nuestros alumnos y alumnas, y creo que los jóvenes sí podemos hacer un cambio en la sociedad con la que no estamos conformes en este minuto.