publicado 11 Enero
“Me dijeron amigos y amigas de la comunidad que necesitan a un embajador fuerte, pero también es viceversa, nosotros también necesitamos el apoyo real y activo de miembros de la comunidad”
Porque, como dice el refrán popular, no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, el próximo 19 de julio termina su misión en Chile la Embajadora de Israel Marina Rosenberg. Arribó al país en julio de 2019 y, como ella misma recuerda, dio su primera entrevista como representante diplomática israelí ante el gobierno chileno a La Palabra Israelita. Al cierre de su misión, conversamos con ella sobre los desafíos que le tocó enfrentar, en un período marcado por el Estallido Social y la pandemia del COVID19, y sobre los desafíos futuros que deberá abordar su sucesor, Gil Artzyeli, ex Embajador de Israel en Panamá y actual Director del Departamento de Relaciones Económicas Israel-Europa en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel.Lo primero que me gustaría preguntarle es lo que probablemente se preguntan la mayoría de las personas de la comunidad, ¿por qué se va?-Bueno, terminé mi período de tres años, que es el período original por el que llegan los embajadores de Israel a Chile y otros países, el que luego puede extenderse después de ese tiempo. Yo decidí, por razones familiares y personales, volver a Israel. Pero bueno, me voy con mucha felicidad y también con pena, con sentimientos encontrados. Feliz porque realmente hicimos muchos amigos y amigas acá, y con pena también porque hay un equipo fabuloso en la embajada, que hace una “pega” espectacular. Por otro lado, con muchas ganas de volver a Israel, hace tres años que no hemos vuelto ni de visita debido a la pandemia, así que tenemos la necesidad de volver a nuestro hogar. Ud. llegó en un momento muy particular a Chile, pocas semanas antes del Estallido Social y algunos meses antes de la pandemia. A pesar de eso, ¿cómo definiría estos tres años?-Creo que fue una época realmente muy desafiante, con desafíos que tocaron a todo el mundo, a nivel personal, familiar, institucional y también nacional y global, como la pandemia, pero creo que supimos desde la Embajada adaptarnos muy rápidamente a esos cambios y tomarlos como oportunidades de establecer los lazos de manera online, de una manera más directa, sin tener que esperar al experto que llegue y tener que buscar financiamiento para ese viaje. Así es que, dentro de los desafíos y las variadas problemáticas que trajo el estallido y la pandemia a nivel nacional y global, nos abrió también muchas oportunidades, como la oportunidad de llegar a regiones y de enfocarnos más en la amistad con las diferentes regiones de Chile, lo que para mí fue un aprendizaje personal y profesional.¿Cuáles diría Ud. que fueron los principales desafíos que asumió la embajada durante su gestión?-El eje principal, y que está vinculado con un gran desafío que existe hoy en día, es el gran desconocimiento de lo que es Israel en el Siglo XXI, qué tiene para ofrecer para Chile y para el mundo, y que ya se está ofreciendo a nivel bilateral y binacional. Y por eso pusimos mucho énfasis en redes sociales y en ampliar nuestras redes institucionales en distintos lugares de Chile. Pero a pesar de muchos logros que tuvimos como Embajada, y también la comunidad judía misma, el desafío persiste, porque dentro de los 19 millones de chilenos y chilenas aún un gran porcentaje no conoce bien lo que Israel es y lo que tiene para ofrecer a Chile. Así que creo que ese desafío también lo va a enfrentar el nuevo embajador. Ud. fue una embajadora que estuvo desplegada en terreno, recorrió dentro de lo que pudo -a pesar del estallido y la pandemia misma, incluso virtualmente- el norte, centro y sur de Chile. ¿Qué la motivó a tener este rol más en territorio, menos de oficina, que uno podría pensar que es lo más tradicional para un embajador?-Creo que la diplomacia está cambiando y nos tenemos que adaptar a los nuevos tiempos; no podemos seguir con la diplomacia del Siglo XIX, sentándonos en nuestras bellas oficinas, en los barrios altos y pretendiendo que nos conozcan. Tenemos que salir, estar en terreno, conocer a la gente y los desafíos en terreno. Y cuando hablo de terreno, hablo de todo Chile. Lamentablemente hay lugares a los que no llegué, como Arica, Rapa Nui o la Antártica, pero mi equipo llegó casi a todos los lugares.Al final lo que creamos, sin darnos cuenta, es una nueva diplomacia de impacto social. Hoy en día hay muchos discursos a nivel global, nacional, institucional y a nivel de empresas, de la importancia del Medio Ambiente, de la inclusión y la diversidad, de la equidad de género; de todos esos valores que compartimos. Pero creo que hoy en día, la diplomacia, como también la política, no puede quedarse en palabras y discursos: tenemos que demostrar que realmente queremos hacer la diferencia. Creo que, en general, el ser humano, cada uno y cada una de nosotras, tiene la obligación de contribuir con su granito de arena a un mundo mejor, si es en tema de sustentabilidad o en inclusión, o en cada uno de los temas que lo o la mueven, y también nosotros como diplomáticos tenemos ese deber. Y, en general, la diplomacia israelí ha mostrado un cambio importante en los últimos años hacia esta diplomacia de impacto social, de hacer la diferencia aunque sea en la vida de una persona no vidente que recibe un Or Cam, que le cambia la vida. Y a pesar de que no salga en toda la prensa y no todo el mundo sepa que Israel hizo la donación, igual hicimos la diferencia en la vida de una persona y de una familia, y creo que eso es lo más importante. Ese es el espíritu israelí y el espíritu judío, de Tikún Olam, mejorar el mundo. Básicamente, la idea es presentar lo que Israel puede aportar para cambiar las vidas de las personas.-En un país que es el tercer país más innovador del mundo, donde un tercio de sus startups hoy en día están enfocadas al impacto social. No podemos ignorar eso desde la diplomacia y debemos aprovecharlo, no solo para cambiar la imagen de Israel sino para realmente hacer un cambio.Embajadora, ud. fue también muy activa en redes sociales y eso muestra un cambio también en los diplomáticos israelíes de estar participando en la discusión activa, en lo que en Chile llamamos “la pelea chica”, en rebatir las ideas demonizantes de Israel, en hablar de un Israel distinto. ¿Cómo fue esta experiencia como tuitera activa en estos tres años en Chile?-Bueno, yo llegué como una tuitera nueva, porque abrí mi cuenta pocos meses antes de llegar a Chile, no es que tenía una expertise, pero como embajadora entendí que no podía estar afuera de esas comunidades, en las que se crean diálogos, aunque muchas veces también hay discursos de odio. Más allá de Twitter, abrimos cuenta de Instagram, ahora más recientemente de Tik Tok, también estamos en Linkedin y en Facebook. Y en general fue una muy buena experiencia porque te da la oportunidad de mostrar lo que se está haciendo, que es muy difícil de meter en prensa nacional y en redes sociales se puede hacer más fácil y llegar a más personas. Pero también tiene sus límites, porque la semana pasada llegué a seis mil seguidores, y en Chile hay 19 millones de personas. El desafío es cómo se llega a mucha más gente, y la solución es tener el apoyo de más personas dentro y fuera de la comunidad, y ahí tengo que poner el énfasis en nuestros amigos y amigas que no solamente nos siguen en redes sociales, sino que activamente apoyan la amistad entre Chile e Israel, haciendo comentarios y compartiendo posts, no importa en qué Red Social.En esa misma idea de tender puentes hacia otra personas y otras audiencias, también se le vio muy activa en generar conversación y encuentro con personas del mundo político y tomadores de decisiones, en general. ¿Cómo evaluaría la recepción que tuvo cuando llegó a estas reuniones, cuando les contó de lo que es Israel, lo que tiene para ofrecer y de lo que podría surgir de la colaboración binacional? Porque usted no solo se reunió con gente que sabemos que es amiga, sino que se encontró con personas que tienen una visión negativa o sesgada de Israel.-Te cuento que después de una actividad política que tuve, recibí un llamado de un amigo de la comunidad judía reclamando que por qué invité a cierto personaje chileno que en el pasado hizo comentarios contra Israel y lo que yo le dije es que, al final, mi trabajo como embajadora y el de la embajada -y, de cierta manera, también de las instituciones de la comunidad- es justamente tender puentes donde no existen, no solamente fortalecer amistades que ya están y quedarnos en cierto sector político, en ciertos sectores académicos o de la sociedad civil. Creo que es peligroso dejar a ciertos sectores completos, que creemos que tienen o realmente tienen sesgo anti israelí y hasta a veces antisemita, abandonados porque creemos que no vale la pena. Siempre vale la pena, yo siempre voy a elegir el diálogo con cualquier persona que esté dispuesta a dialogar conmigo o con la embajada, y creo que eso nos abre oportunidades para que la gente tenga una perspectiva menos sesgada. En el mismo sentido, se trabajó fuertemente en tender puentes y buscar espacios de colaboración con la sociedad civil. ¿Puede contarnos un poco, desde su punto de vista, cuáles fueron los principales logros en este aspecto?-Ese es realmente un trabajo muy lindo que se está realizando desde hace dos años en la embajada, porque veíamos que había tanto espacio de colaboración académica, por un lado, y con la sociedad civil, por otro, y que no llegábamos a poner todo nuestro enfoque. Entonces hicimos un cambio dentro de la embajada para tener un funcionario que se enfoque en esos temas. Y hoy en día vemos que desde que se abrieron las fronteras, desde febrero, ya tuvimos dos delegaciones académicas de universidades chilenas a Israel y antes de la pandemia una delegación de vice rectores de diversas instituciones académicas. Tuvimos en abril la visita de la Vice Rectora de la Universidad Hebrea, la profesora Mona Khoury, que vino a Chile, y esos intercambios son importantes no solamente para que queden en la cooperación académica, sino que pueden salir más allá del mundo de la academia, por ejemplo, en temas hídricos. Y, justamente, desde la embajada es lo que queremos promover, que acá en Chile haya la cooperación que existe en Israel entre el sector académico, el empresarial y el público, para crear esos ecosistemas, ya sea en el tema de innovación, en salud digital o en los temas hídricos.Y la sociedad civil es una parte muy importante y activa en Israel, al igual que en Chile, hay tantas oportunidades de colaboración para compartir buenas prácticas, por eso trabajamos mucho el tema de equidad de género, de inclusión y de accesibilidad, y estamos también ahora trabajando con una fundación en una delegación a Israel para septiembre de este año. Hicimos un montón de webinars, también trabajando acá con fundaciones como el Chile Israel Council, Pro Humanas, Hay Mujeres y Fundación Mujer, así como con organizaciones especialistas en temas de sustentabilidad junto con el Keren Kayemet Le Israel Chile. Creo que eso ayuda mucho, primero, a la diplomacia con impacto social, qué mejor que trabajar junto con fundaciones de la sociedad civil a lo largo de Chile. Pero también para llegar a nuevos públicos, que no conocían a Israel antes y que de repente pueden aprender y compartir desde sus experiencias con colegas en Israel. Embajadora, ¿qué hay del mundo evangélico? Se sabe que profesan una admiración hacia Israel y el mundo judío, ¿se encontró en Chile con una situación similar?-Sí, absolutamente, tenemos muchos amigos y amigas evangélicas acá en Chile, en todos los viajes a regiones siempre nos encontramos con amigos evangélicos, muchas veces participando en rezos especiales por la paz de Israel. Hace pocas semanas atrás hubo un gran, gran evento, de miles y miles de personas del mundo evangélico, donde el enfoque fue la amistad entre el pueblo evangélico, el pueblo judío y el Estado de Israel. Y hay colaboración de buenos miembros de la comunidad judía que entendieron la importancia de esta amistad y de lo que tiene que aportar para las dos comunidades. Tenemos muchos desafíos en común con el mundo evangélico y, como bien dijiste, nos tienen mucho cariño y aprecio, así que se está trabajando en todo un programa de seminarios conjuntos, ya se hizo a fines del año pasado un seminario en temas de antisemitismo. Eso es algo que es importante, que no solamente la embajada pone su enfoque en eso, sino que también grupos dentro de la comunidad judía, aprecio muchísimo. ¿Cuáles cree que son los principales desafíos que le va a tocar enfrentar a su sucesor?-Creo que los desafíos no han cambiado respecto de lo que yo tuve que enfrentar, solo que con menos pandemia y con menos estallido social, pero sin duda uno es el tema del lobby anti israelí que existe acá en Chile, que se va radicalizando año a año, tratando de deslegitimar el Estado de Israel y muchas veces cruzando la línea a un antisemitismo contra la comunidad judía de Chile. Y el segundo es lo que mencioné antes, al hablar de redes sociales, es difundir el buen trabajo que se está haciendo desde la embajada y desde diferentes instituciones comunitarias también en lo que tiene que ver con la amistad Chile-Israel. Porque, al final, si nos quedamos en difusión en Redes Sociales y en grupos de Whatsapp comunitarios, entonces nosotros, entre amigos y amigas, sabemos qué hacemos y decimos “Qué bien, felicitaciones”, pero más allá no se sabe. Para cerrar, ¿la vamos a seguir viendo en el cuerpo diplomático israelí, ya tiene su nueva destinación o no está definido aún?-Ahora vuelvo a Cancillería, en Jerusalem, por un par de años, no está definido todavía cuál va a ser mi rol ahí, y en el futuro todo está abierto. Como buenos judíos sabemos que podemos planear pero hay otros que deciden, y es lo que me gusta de la vida diplomática, que uno no puede planificar demasiado a mediano o largo plazo, porque todo cambia. Entonces estoy abierta a las posibilidades y oportunidades que el futuro me depara para mí y para mi familia, pero sin duda voy a estar siguiendo los acontecimientos en Chile y obviamente apoyando en lo que pueda, si es desde Cancillería o en otros puesto en que esté. Y antes de terminar, quiero realmente agradecer a todos los amigos y las amigas de la comunidad judía, directoras, directores, voluntarios, voluntarias, al mismo presidente de la comunidad, Gerardo Gorodischer, y a todo su equipo, que nos apoyaron por Whatsapp y redes sociales. Como dijimos, hoy en día la diplomacia ha cambiado y hay mucha más importancia de la cercanía y el apoyo mutuo que tenemos desde la embajada y la comunidad judía. Y me dijeron amigos y amigas de la comunidad que necesitan a un embajador fuerte, pero también es viceversa, nosotros también necesitamos el apoyo real y activo de miembros de la comunidad y por ese apoyo sigo muy agradecida.