Una vida de entrega comunitaria y amor
Por Comunicaciones CIS
Gaby se dedicó al trabajo social desde mucho antes que entrara a estudiar esta carrera en la universidad. Desde pequeña acompañaba a su padre, el Doctor Israel Roizblatt, Z.L., en sus recorridos por los cerros de Valparaíso, en los que visitaba a enfermos. El Dr. Roizblatt tenía una especial preocupación por personas vulnerables y era una persona muy querida en la comunidad judía de la Región de Valparaíso. En su honor, y el de su madre, Gabriela donó el vitral que está en la sinagoga de Viña del Mar.
Fue la tía paterna de Gaby, Mariana Roizblatt, quien la presentó al Hogar de Niños de la B’nai B’rith. Luego de celebrar su jupá con Moisés Yudelevich, su “Moishe” -con quien tuvo dos hijas, Déborah (47) y Myriam (45), quienes le dieron ocho nietos- se instaló en Santiago. Como comenta, Moishe fue fundamental para que pudiera dedicarse de lleno a trabajar en el hogar. En esta institución, donde residían niños y niñas de la comunidad en situación vulnerable, Gaby estuvo 18 años como parte del Directorio, preocupándose de cada uno de los detalles de la cotidianeidad. De su alimentación, vestuario y controles de salud. De acompañarlos en su educación, asistiendo a las reuniones de apoderados. De su vida judía, celebrando Shabat y jaguim. De formar grupos de voluntarias que ayudaban a los niños a hacer las tareas, que reunían recursos y acompañaban a los menores. De recaudar fondos y da garantizarles un techo, encargándose de comprar una buena casa donde instalar el hogar.
Fueron decenas de niños y niñas que pasaron por el hogar y que tuvieron a Gaby como una segunda mamá. No por nada la recuerdan tal y muchos de ellos mantienen contacto con ella hasta el día de hoy. De hecho, en el mes de mayo de este año, estando de visita en Israel para visitar a una de sus hijas, Gaby fue invitada a un reencuentro con sus niños y niñas del hogar, ahora convertidos en adultos, profesionales y padres de familia, que viven en Israel. Para ella, el trabajo en el hogar “me encantaba, fue una labor maravillosa, porque tuve la oportunidad de ayudar a niños con problemas, que no tenían cariño o que tenían cariño pero que no tenían casa apropiada”.
Pero no solo los niños fueron su preocupación. Gabriela fue una de las formadoras del Grupo de Padrinos del Hogar de Ancianos Beit Israel, cuando este se encontraba en la calle Francisco de Villagra, en Ñuñoa. Durante 11 años fue voluntaria de la residencia de adultos mayores, siendo madrina de Magda Koren, Z.L.
También estuvo a cargo de las actividades de un grupo de idish, creado junto a Lidia Bohorodzaner, que funcionó durante ocho años, con reuniones semanales en su casa. “Fue un grupo que funcionó precioso, donde pasábamos momentos muy gratos compartiendo el idishkait”, nos completa.
Junto a esta labor, Gaby se involucró en el voluntariado en el CIS, formando el Grupo de Damas del Círculo Israelita, donde se inició una labor de voluntariado que es el origen del trabajo de social que se realiza hoy. En ese mismo sentido, y durante los meses más duros de la pandemia del COVID19, Gabriela y Moisés crearon el Fondo Kadima del Círculo Israelita, que ha permitido ayudar a familias de la comunidad que se han visto en necesidad.
Así mismo, fue una de las fundadoras de la Bolsa de Trabajo de B’nai B’rith, junto a Gustavo Seelenberger y Mia Sikeli, a través de las cuales se ubicó laboralmente a cientos de personas, dentro y fuera de la comunidad. De hecho, en la empresa de producción de frutos secos que lidera con Moishe trabajan siete personas que se ubicaron a través de esta organización.
La familia de Gaby fue parte activa de la comunidad judía de Viña del Mar, y la abuela paterna, Ana Roizblatt, creó el capítulo de WIZO en la Región de Valparaíso, mientras que su mamá, Ruth Roizblatt, Z.L., llego a ser presidenta de la organización. La vinculación de Gabriela Yudelevich se mantiene hasta hoy, habiendo sido representante de WIZO para otras secciones de la organización a nivel internacional y frente a organizaciones de la sociedad civil chilena. De hecho, tiene a su haber la creación de 10 grupos de WIZO, contribuyendo a la continuidad de esta institución a través de la incorporación de nuevas generaciones de mujeres judías, y declara “profundamente sionista”, siendo la primera javerá WIZO en entregar su aporte para la campaña anual cada año.
A pesar de su bajo perfil y de la labor silenciosa que ha realizado durante toda su vida para la comunidad, Gabriela Yudelevich ha recibido decenas de reconocimientos a su labor. “Nunca pedí nada a cambio”, señala, cuando recuerda con cariño las actividades en que se ha involucrado. Cariñosa, risueña y generosa, Gabriela ha sido una persona fundamental para nuestra comunidad y un ejemplo a seguir en el compromiso que ha puesto en el trabajo voluntario.
