Una experiencia de judaísmo y unión como kvutzá
Por Yair Epelbaum, Escuela de Madrijim de Bet El
Vengo a Bet El desde que soy muy pequeño y, durante toda esta etapa, he aprendido mucho sobre judaísmo y valores, y de cómo a través de una tnuá uno puede convertirse en una mejor persona. Pero nunca había tenido una experiencia parecida a la que tuve hace un par de días viviendo el viaje de Capacitación de Escuela de Madrijim en Buenos Aires. Dentro de este viaje, puedo decir que me convertí en una mejor persona, acercándome más a mi religión y a mi kvutzá, y aprendí que una de las cosas más importantes en la vida es disfrutar cada momento de la mejor forma. Al principio del viaje tenía expectativas muy altas de como iba a ser, pero nunca imagine que lo iba a pasar tan bien.
En un inicio del viaje, como kvutzá teníamos mucha incertidumbre, ya que no sabíamos ninguno de los panoramas que íbamos a tener y eso en un inicio nos desmotivó un poco, ya que tratábamos de imaginarnos algunas de las actividades que íbamos a hacer, pero seguíamos en la incógnita.
El primer día llegamos y lamentablemente tuvimos que esperar mucho, ya que hubo mucho trafico desde el aeropuerto hacia el Seminario Rabínico Latinoamericano, por lo que pensamos que ese día ya no ibamos a hacer nada, pero no fue así. Cuando ya se estaba haciendo tarde nos reunieron a todos y fuimos caminando hacia la comunidad Amijai, donde conocimos a Colo y nos mostros sus habilidades de piano y cantamos canciones betelianas, este fue un momento muy especial ya que -a pesar de que estabamos cansados por el vuelo y el tiempo que estuvimos en el bus- cantamos con todas nuestras energías y sentimos la unión que había en la kvutzá.
El día siguiente, al levantarnos, tuvimos una capacitación muy importante y entretenida en el Seminario Rabínicoacerca de Noam y judaísmo ,donde aprendimos muchas cosas, especialmente en los juegos y dinámicas. Ese mismo día fuimos a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) y en este lugar tuvimos la oportunidad de vivir una experiencia única, donde aprendimos mucho sobre el atentado que vivió esta asociación y cómo a través de distintas técnicas logran que este momento no se olvide.
Cuando ya estabamos en nuestro penúltimo día del viaje fuimos a CISSAB, donde tuvimos la oportunidad de estar un poco mas libres y compartir Shabat entre nosotros de una manera distinta. Como kvutzá decidimos ir a caminar de noche y compartir un lindo momento. Más tarde tuvimos una actividad donde terminamos en un círculo compartiendo nuestros miedos y esto nos sirvió mucho para acercarnos y unirnos como kvutzá. El último día estuvimos en CISSAB hasta alrededor de las 16 hrs. y ese día jugamos unos partidos de fútbol contra el equipo oficial, donde empatamosy otro perdimos 1-0. Kuego de eso nos devolvimos al Seminario Rabínico para dejar todo listo para devolvernos a Chile.
Este viaje fue una experiencia única, de mucho aprendizaje y diversión. Sin duda puedo decir nos ayudo mucho para capacitarnos y unirnos como kvutzá.