La importancia de sentir pertenencia
Por Rabino Gustavo Kelmeszes
En ese contexto, los canales digitales y online son híper necesarios para lograr tener una ventana al mundo, conectarse con lo que está sucediendo y buscar referentes -maestros o rabinos- que te puedan dar otra mirada o te ofrezcan otra manera de pararte frente a esta situación tan difícil y tan incierta, que no estaba pensada por nadie.
Eso habla de la sociabilidad y de la necesidad de habilitar estos canales para mantener los vínculos, que no se rompieron, sino que en muchos casos se afianzaron.
Cuando estás solo o bien con tu familia, vuelves a buscar cuáles son los lugares de pertenencia que tenías antes. Vuelves a esos recursos. Y generalmente, la comunidad, la Tefilá (oración) y lo religioso era lo que te mantenían perteneciendo. El ser humano necesita saber que pertenece a algo más que él mismo y a su propia familia. Eso ha hecho, por ejemplo, que las visitas a la página web del Círculo Israelita de Santiago hayan crecido de manera exponencial. La necesidad de seguir perteneciendo, en este contexto, es mayor, y como está dada la tecnología -si no, por más que la gente hubiera querido, no habría podido hacerlo- se ha logrado.
Tenemos la suerte, además, de tener dos tipos de tecnología: una unidireccional, donde una persona habla y otra escucha, y otra multidireccional, donde todos interactúan. La segunda generó el fortalecimiento de estos lugares de pertenencia, donde la gente se siente cómoda porque puede participar de un diálogo, y se establecen ámbitos -incluso- de intimidad.
Y así vemos la presencia de estos dos niveles, por un lado la necesidad de vincularse en esta pandemia, y el fortalecimiento del sentimiento de pertenencia en este contexto. Y esto es complementario con la sociabilidad. Se trata de pertenecer, de seguir estando en comunidad y cerca. Ese fue el desafío que asumimos como Círculo Israelita, y logramos transformarnos rápidamente para que la gente pudiera acceder a nosotros y nosotros a la gente, de manera de estar en un vínculo continuo.
De la misma forma, hemos tenido que pensar distintas estrategias para distintas edades, para que todos puedan tener acceso y se puedan sentir parte, pero de acuerdo a sus propias realidades. No fue fácil, pero tuvimos que pensarlo también para que fuera multidireccional, en especial para los públicos más jóvenes. Por ejemplo, en Talmud Torá el desafío fue crear clases atractivas, que motivaran a los Talmidim (alumnos) a meterse, y lo estamos logrando. En el segmento de 30 años, estuvimos rediseñando constantemente nuestra oferta digital para captar su interés. Y hay miles de ideas dando vuelta, todas con el objetivo de que la gente sienta cercanía.
Nuestra comunidad es muy grande, y lo digital nos permite conectarnos sin importar donde estemos físicamente. Sabemos, también, que gracias a Internet algunos se han vuelto a vincular a la comunidad. Por eso creemos que, a pesar de todo, este tiempo es una oportunidad.