Charles Reznikoff, el poeta de los datos
Por LPI
“Una noche, un policía vino y le dijo-
él había llegado desde Polonia y se había quedado
en Alemania casi treinta años-
le dijo a él y a su familia,
“A la estación de policía, ahora.
Pero van a volver de inmediato”, agregó el policía.
“No lleven nada consigo-
solo sus pasaportes”.
Cuando llegaron a la estación de policía,
vieron hombre, mujeres y niños judíos,
algunos sentados, otros de pie-
muchos llorando”.
Así comienza el poemario “Holocausto”, del norteamericano Charles Reznikoff (1894-1976), hijo de inmigrantes rusos, nacido en Brooklyn, Nueva York. Graduado de la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York, Reznikoff nunca ejerció esa profesión, porque estaba mayormente interesado en la escritura. En cambio, publicó 23 libros de poemas entre 1918 y 1961.
“Holocausto” fue una de sus últimas obras publicadas, en 1975. El libro está compuesto de 12 poemas, los cuales están basados –como expresa el autor en el prólogo- “en una publicación del gobierno de Estados Unidos, Juicios de criminales de guerra ante los tribunales militares de Nüremberg, y los registros del juicio a Eichmann en Jerusalén”.
Carlos Soto Román, encargado de la traducción al español de esta obra de Reznikoff, publicada por Das Kapital (www.facebook.com/daskapital.ediciones) en Chile, en una primera edición de diciembre de 2019, comenta que la particularidad de la obra del autor estadounidense está en que utiliza como fuente primaria documentos y registros legales, quizás como una derivación -o deformación- de sus estudios profesionales. Román, tal como el autor que traduce, tiene una profesión de base -es farmacéutico- pero comparte esta ocupación con la literatura. Ha traducido las obras de autores tan diversos como Ron Silliman, Aram Sroyan, Ryan Eckes y Frank Sherlock. En el año 2018, en tanto, recibió el Premio Municipal de Poesía de Santiago por su libro de poemas “11”.
“Lo que me interesa del tema de la traducción es principalmente la visibilidad. El traductor tiene el privilegio de mostrar o dar a conocer obras que en un idioma determinado no existen. Las personas que son bilingües o manejan más de un idioma tienen la posibilidad de conocer literatura u obras en otro idioma, pero no todo el mundo puede hacerlo. Por eso lo que me fascina de la traducción es poder enriquecer la cultura local con obras que de alguna manera resuenan en el contexto”, señala Carlos Román.
Cuando leyó la obra “Holocausto”, de Reznikoff, el traductor y poeta chileno se encontraba trabajando en su obra “11”, que aborda el régimen militar y los Derechos Humanos, “entonces me estaba cuestionando mucho acerca de los modos de representación de las tragedias, y sentía que en el caso chileno se habían escrito varias cosas que respondían a estilos testimoniales o típicos, o de investigación periodística. Yo quería explorar algo más arriesgado, algo más creativo en ese sentido. Y buscando cosas, me encontré con varias obras, pero de las que revisé, “Holocausto” fue la que llamó más mi atención por el estilo en que está escrito. Lo que hace Reznikoff ahí es trabajar con documentos judiciales y con transcripciones de juicios, explorar esos documentos y rescatar esos testimonios, editarlos y no pone nada de su parte, hace un trabajo como de escribir con tijeras, no con un lápiz, porque él va a cortando los testimonios de manera de presentarlos de forma más impactante”.